lunes, 1 de julio de 2024

EXPLORANDO EL INFIERNO EXISTENCIAL DE JEAN-PAUL SARTRE

 


Por Jose Luis Ñontol Polo, Luis Alexander Espinoza Silva y Nicolás Loayza Romero 

Jean-Paul Sartre, destacado representante del existencialismo, presenta una obra teatral que explora la libertad, la identidad y el juicio social. La historia transcurre en una habitación cerrada donde tres personajes, Inés, Estelle y Garcin, están condenados a pasar la eternidad juntos, enfrentándose a sus propios demonios y a la constante mirada de los demás. A puerta cerrada examina estas complejidades a través de la interacción entre los personajes, mostrando cómo afrontan su libertad y las repercusiones de sus actos, como se demuestra en el siguiente fragmento:  

 

INÉS: El azar. Entonces esos muebles están ahí por azar… Y esa estatua también un azar ¿no es eso? ¿Y este calor también? Este calor… Les digo que lo han preparado todo. Hasta en sus menores detalles… y con amor. Esta habitación nos esperaba así.  

                                                                                                              (Sartre, 1944, p. 12) 

Sartre plantea en el fragmento, la posibilidad de que todo esté predeterminado, desafiando la percepción común de la libertad y sugiriendo que quizás la existencia se encuentra bajo un guion inevitable, donde cada elemento tiene un propósito deliberado, criticando la moral y la condena, destacando la hipocresía de quienes se creen superiores al enfrentarse con sus propias culpas y revelar el placer que obtuvieron al causar sufrimiento a otros. 
 

INÉS: Está condenada la santita. Condenado el héroe irreprochable. Todos tuvimos nuestro momento de placer ¿no es cierto? Hay gentes que han sufrido por nuestra causa hasta la muerte y eso nos divertía mucho ¿no? Pues ahora hay que pagarlo.  

      (Sartre, 1944, p. 14)  

Esta afirmación cuestiona la sinceridad de la autocrítica y obliga a enfrentar las consecuencias de los actos pasados, exponiendo la verdadera naturaleza de sus supuestas virtudes. El autor utiliza este intercambio para destacar las complejidades morales que se ocultan tras una fachada de respeto y rectitud, revelando la ironía en la autopercepción de la bondad y la identidad, tema profundizado por Estelle, mostrando angustia por no poder verse, revelando su dependencia de los espejos para confirmar su existencia y belleza.  
 

ESTELLE: Yo tengo seis espejos grandes en mi dormitorio. Los veo. Pero ellos no me ven a mí. Reflejan la coqueta la alfombra la ventana… ¡Qué vacío está un espejo en el que yo no estoy!

(Sartre, 1944, p. 16) 

Esto critica una sociedad que valora la apariencia externa sobre la introspección y la autoaceptación. La necesidad de Estelle de verse reflejada sugiere una dependencia patológica de la validación externa, lo que la lleva a un estado de ansiedad. El autor brinda una lección importante sobre los prejuicios y criticas externas que constantemente nublan la conciencia del ser humano.  

 

En conclusión, A puerta cerrada invita a cuestionar profundamente la naturaleza de la libertad y la identidad. Sartre ofrece una reflexión final, explicando que la identidad no solo se construye internamente, sino que también es moldeada y revelada a través de las interacciones con los demás. La obra nos enfrenta a la idea inquietante de que el infierno no son lugares o circunstancias, sino las relaciones humanas, donde la mirada y el juicio de los otros pueden convertirse en una forma de aprisionamiento.  

 

Referencias  

Clarín, R. (2024, 17 de febrero). Cuál es el sentido de la vida según Jean-Paul Sartre. Clarín. https://www.clarin.com/internacional/sentido-vida-jean-paul-sartre_0_rFLJpN4hj5.html 

Sartre, J.-P. (1944). A puerta cerrada. Editorial Gallimard. 

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